
Después, está la carrera del resto. No tan perfecta, pero muchísimo más divertida. Las primeras veinte vueltas de Hockenheim pueden ser catalogadas como las mejores del campeonato. A ello contribuyó queLewis Hamilton salió desde la vigésima posición de la parrilla y con el cuchillo entre los dientes con el único objetivo de llegar hasta el podio. Al final lo consiguió. Y de qué modo. Ver al piloto inglés acercándose a sus presas, una tras otra, hasta devorarlas resultó un espectacúlo.
También tuvo una carrera movida Fernando Alonso. El asturiano se vio a las primeras de cambio envuelto en la lucha por el podio por un accidente de Massa y Magnussen en la salida. El brasileño repitió la suerte de hace dos semanas en Gran Bretaña y se vio fuera de carrera a las primeras de cambio. Su Williams recibió un golpe en la zaga del McLaren del danés y acabó fuera de la pista tras dar un par de vueltas de campana.
Alonso se vio cuarto por esa acción y así navegó por la carrera hasta su tramo final. Al igual que en Silverstone, el español volvió a pelear con Vettel a brazo partido. Alonso llegó a adelantar a Vettel en pista y soñó por un momento con el podio. Fue antes de que el «Expreso Hamilton» arrasará a ambos llegando desde atrás. Después, aguantó demasiado en pista para intentar ganar alguna posición con una estrategia a dos paradas, pero sus neumáticos dijeron basta y hubo de entrar a realizar una última detención en el garaje a falta de doce vueltas.
Esa maniobra le eliminó de la pelea, y su único consuelo fue adelantar al Red Bull de Ricciardo para asegurarse la quinta plaza. Otro botín menor para un piloto que pide a gritos un coche en condiciones. Raikkonen, en su línea, acabó undécimo y fuera de los puntos, aunque lastrado desde el adelantamiento que le propinaron al unísono Ricciardo y Hamilton, y en el que perdió un trozo del alerón delantero.
Alonso mantiene la cuarta plaza en la clasificación general, aunque con la amenaza de Bottas y Vettel cada vez más latente mientras el Ferrari siga en su nivel actual.